Un poemario policíaco, donde hay algunos cadáveres (ninguno grave) donde el mar es el arma del crimen y de la resurrección donde no siempre hay un asesino a veces, simplemente, toca morir.
Cada vez que prendemos la televisión nos encontramos con noticias que muchas veces nos dan rabia, nos sorprenden, nos hacen pensar, otras nos hacen reir y otras dices pero esto de que va. ¿No os pasa eso a vosotros?
Una noticia que de vez en cuando nos cuentan los medios de comunicación, es la siguiente: «Varios muertos en un accidente, dos de ellos leves». Otra noticia es «una chica fallece en la Playa de Valencia, arrollada por un camión de Limpieza». ¿Pero qué ha pasado? Nuestra imaginación no deja de volar, tras conocer las noticias, pero al poco tiempo perdemos el interés. Sin embargo, hay personas que muestran su talento sacando partido, dando un doble sentido a las noticias, y logran transformarla de tal manera que nos hace sacar una sonrisa.
Pero dando un paso más hacia adelante, es capaz de transformar una sencilla noticia, como las contadas, convirtiéndolas en un libro de bellos poemas políticos, donde no hay un asesino, sino que el mar se convierte en protagonista y la música que llegamos a imaginar crea el ambiente perfecto para disfrutar de una buena lectura.
Sus 80 páginas las podemos leer como un relato largo y negro. El libro, podemos aceptarlo como un conjunto de palabras, poemas y sucesos/noticias. Es todo en conjunto, pero también podemos desglosarlo en partes. Que si lo observamos podemos deslumbrar unas pinzaladas de investigación y luctuosa, con gestos románticos e imaginativos, propia de alguien que se muestra con suma seguridad y sabe que puede llegar al gran público con su arte.
El relato se divide en cuatro tramos y un epílogo. El arranque, es sobresaliente con «La muerta», con textos que brillan a través del nombre de Sophie. Y «El final del verano» donde hay una frase que me encanta «nada acaba, ni siquiera el final tiene final.
Creo que jamás me podría poner a escribir como Miguel, pero sí algún día pudiera hacerlo, me gustaría por un día convertirme en Bregovic. Realmente excelente.
Viajo mientras leo 